Elecciones Presidenciales en Francia

Jacques Chirac, un político camaleónico de especie de extinción

Jacques Chirac

Jacques Chirac es un viejo lobo de la política francesa que pertenece a una generación de grandes hombres de Estado y ha sabido adaptarse para mantener el poder. De 74 años, lleva 42 en política y su currículum hace palidecer de envidia a más de un adversario ya que fue dos veces presidente, otras dos primer ministro y 18 años alcalde de París. En todos estos cargos el presidente francés ha mostrado que es un hombre complejo, difícil de definir y frente al que nadie queda indiferente.

Cariñoso, atento y generoso para sus amigos y familia, Chirac puede ser implacable, despiadado y mordaz. Sus enemigos lo definen como un político "versátil", sin visión y "más capaz de conquistar el poder que de ejercerlo". Las críticas que recibe dentro de Francia chocan con una popularidad inquebrantable en el extranjero donde es respetado y querido.

Durante años, Chirac ha querido forjarse una imagen simple muy alejada de la realidad: un sibarita sin pelos en la lengua, fiel a su cerveza Corona y a los cocidos de carne, imbatible a la hora de estrechar manos con su sonrisa de publicidad de dentífrico y dispuesto a posar junto a una vaca si es necesario para fomentar la agricultura francesa.

Alto, apuesto y algo presumido, Chirac es en realidad un hombre culto y diplomático, un partidario del diálogo entre los pueblos, un soñador de un mundo más justo y un defensor de las culturas minoritarias.

Si ha conseguido mantenerse 40 años en política es sin duda gracias a un formidable instinto y a su capacidad de resucitar después de cada fracaso. El último ejemplo son los últimos meses en el poder, cuando consiguió sobrevivir al 'no' a la Constitución europea -en un referéndum organizado por él mismo- así como también a la revuelta popular en los suburbios de París y a un problema vascular que lo llevó al hospital.

Sin embargo, nada fue lo mismo después de esta crisis que acabó con su imagen de invulnerable y marcó su caída irremediable en los sondeos. Desde entonces varias entrevistas, reportajes fotográficos junto a su familia y un libro recién publicado intentan rehabilitar la imagen del presidente y reconciliarlo con los franceses. "No soy una persona que alimenta un culto al pasado. Me empleé a fondo en la misión que me fue encomendada para servir a los franceses. La pueden aprobar o criticar, da igual", declaró el jefe de Estado a principios de febrero.

Joven rebelde

Nacido en una familia burguesa, Chirac fue un joven rebelde pero sin llegar a atravesar definitivamente los límites. Trabajó como camarero en un barco que viajaba a Estados Unidos, vendió ejemplares del diario comunista 'L'Humanité' y firmó panfletos de izquierda hasta encontrar su lugar en la derecha gaullista. En sus estudios de Política conoció a su futura esposa, una rica heredera llamada Bernadette, con la que tiene dos hijas: Laurence y Claude.

Elegido diputado por primera vez en 1965 en Corrèze (centro de Francia), Chirac fue ministro sin interrupción de 1967 a 1974, después fue elegido alcalde y posteriormente primer ministro de Valéry Giscard d'Estaing, de 1974 a 1976, y del presidente socialista, François Mitterrand, de 1986 a 1988, durante una cohabitación. En 1981 y 1988 intentó en vano ser presidente pero fue derrotado por Mitterrand.

En cuatro décadas en su vida política, Chirac ha sufrido numerosas metamorfosis: de defender el laborismo pasó a ser apóstol del liberalismo, de apostar por la reanudación de los ensayos nucleares se convirtió en defensor del medio ambiente.

Además, el presidente ha sabido separarse de quienes le impedían seguir avanzando o brillar con luz propia pero en los últimos años, esta estrategia le ha fallado con Nicolas Sarkozy, ministro de Interior y favorito en las presidenciales. Este hombre ambicioso y capaz fue primero su discípulo pero se ha convertido en la última década en uno de sus peores adversarios, pese a pertenecer a su misma familia política.

Chirac no ha manifestado qué hará después de abandonar el palacio del Elíseo, sede de la presidencia francesa. "Hay una vida después de la política. Hay vida hasta después de la muerte", aseguró.

 

 

Galería de fotos

  • PSC
_Redacción